encontrando el arroyo
Un río de sombras la luna vela,
El monte de plata un lamento exhala.
Arroyo perdido en la noche helada,
En la espesura mi alma está varada.
Oigo el sonido de agua que corre,
Música incierta que me socorre.
Con mis dos manos un remo improviso,
Y en el agua helada me deslizo.
Nado sin tregua hacia la orilla distante,
La fe me empuja, mi pulso es constante.
La meta es cercana, de luz yo me visto,
Mi espíritu al fin de la duda está listo.
Consigo ramas de lazarillo,
Y con mis manos hago un martillo,
Troncos de roble consigo también,
La leña que el fuego va amaneciendo.
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