cuando silbando todo lo aclara el Ruiseñor
Desde la rama más alta, donde el sol se despide,
canto al mundo que finge, al sistema que mide.
No con notas de amor, ni con trinos de paz,
sino con cada sílaba, un grito tenaz.
Ellos construyen jaulas con barras de oro,
y llaman progreso al eco de un lloro.
Nos dan migajas de pan y nos piden la voz,
mientras sus torres se alzan sobre un mar feroz.
Veo al río que fluye, y en sus aguas hay sombra,
de máquinas que escupen la neblina que asombra.
Ellos dicen que es progreso, que es el futuro mejor,
pero yo veo la tierra que pierde su olor.
Mi canto es un eco que rompe el cristal
del pacto de mentiras, de un orden fatal.
No me callo, no cedo, mi pico es de acero,
y mi pluma es la tinta de un grito sincero.
Así que canta conmigo, si es que puedes oírme,
si sientes el peso que quieren ponerme.
No seremos silencios, seremos la furia,
y mi canto será el inicio de una nueva euforia.
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