🚲que no?
🚲
Siendo más pendejo,me subí a la chiva...
La que había pinchado hace un par de días,
Precisamente en Instrucciones y Propios...
en el corazón malevo donde late parte de Montevideo...dale peladear,meta pedaleo...
Picaba la mano y hojilla a la boca,donde por porrito todo era delito...con alguna nota,y sin
ninguna copa que hubiera bebido terminé...
en la tierra de los diques, donde el viento baila,
y los tulipanes abren su bella escala,
no hay reyes ni caballos, ni noble corcel,
solo un pueblo que vive su andar en paralelo.
Son las bicis de Holanda, un ejército silencioso,
que se desliza por calles, un murmullo gozoso.
De la zona roja a Utrecht, de Haarlem a Delft,
miles de ruedas giran, un rito que se siente.
Con canastas repletas de pan y de flores,
o niños risueños, en sus mil colores.
Abuelos y estudiantes, el traje de trabajo,
todos pedalean, sin prisa, sin atajo.
Bajo el cielo gris o el sol que acaricia,
ellas son el pulso, la arteria que se inicia.
Ni la lluvia las frena, ni el frío las detiene,
son más que un transporte, el alma que las mueve...son todos tan altos,parecen gigantes del libro de Enoc...y ahora le dicen" los países bajos".
En puentes que se elevan, sobre canales de plata,
la ciudad se dibuja, una postal grata.
Y entre el ruido de adoquines, un canto sereno,
las bicis de Holanda, el corazón del terreno.
No buscan velocidad, ni la prisa absurda,
solo el ritmo constante, la calma que perdura.
Un eco de campanas, un suave tintineo,
la libertad sobre ruedas, un dulce devaneo.
Así, en este paisaje de verde y de agua,
las bicis de Holanda tejen su propia saga.
Un símbolo sencillo, de vida en armonía,
pedaleando hacia el futuro, día tras día.
Esperando a Vincent que lo pinto yo.
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