la barba de Aristóteles...
En la mañana, sin espejo,
Se miró en el río,cristalino,
Perplejo...un poco más sabio,
Un poco más viejo...
reflejo del agua y un rostro que crece.
No hay cuchilla, ni cortejo,
solo vello que florece.
Libre de la prisa del filo,
de la espuma y el ardor,
un aire distinto, más sigilo,
un cambio a su alrededor.
Parece un gran nido,
La barba que surge, sin prisa,
traza líneas en su piel,
un mapa que se divisa,
de un día más, de un nuevo nivel.
Quizás un poco más salvaje,
o quizás más pensador,
este rastro, este paisaje,
es de mi tiempo, mi interior.
Y en cada hilo que asoma,
una pequeña rebeldía,
la libertad que se doma,
en la esencia de cada día.
Y todos lo llamaban y se repetían...
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